07 noviembre 2006

Pickpocket (Robert Bresson, 1959)


Pickpocket es Bresson en estado puro. Es la plasmación de una técnica visual depurada, un uso del sonido sobresaliente, y un trabajo actoral fascinante.
Bresson, en el documental "El camino a Bresson" , describe de manera muy acertada que la manera de conseguir una emoción verdadera en una actuación es liberarla de cualquier artificio que pueda interferir en la búsqueda de esa emoción, entendiendo por artificio la actuación en sí misma. Es decir, la emoción verdadera se consigue cuando no hay emoción. El mejor actor es el que no actúa. Así, los recitados planos, vacíos de sentimiento, sustituyen a diálogos que en cualquier otra película se verían interrumpidos por llantos, risas...
En Pickpocket, un trabajo aparentemente tan sencillo como la filmación del robo de un bolso, se convierte en un encaje perfecto entre inmovilismo y tensión, vacío emocional y plenitud visual. Son dos realidades en una, mediante la alternancia de planos fijos. La primera, es la de un personaje perdido en la multitud, viendo tranquilamente una carrera de caballos. La segunda, es una mano intentando romper la barrera infranqueable del bolso para hacerse con su objetivo, un puñado de billetes.
Un simple gesto, la apertura del mecanismo del bolso, provoca que la barrera entre esos dos mundos desaparezca, y entonces la aparente distancia entre personaje y acción se rompe. El hieratismo de Michel (Martin La Salle) desaparece en favor de una sencilla caída de ojos que indica que la atención sobre la carrera de caballos ha desaparecido. Ya no importa disimular, el trabajo está a medias, y hay que concluirlo. Las miradas esquivas al bolso se hacen más frecuentes, hasta que se logra el objetivo con una limpieza casi perfecta. Y sin embargo, en el rostro de Michel no asoma un ápice de felicidad. La única muestra de que se siente bien es porque nos dice que se siente con el mundo a sus pies, pero ni siquiera su forma de decirlo nos transmite alegría. Momentos después es arrestado y su inmutabilidad gestual sigue siendo palpable.
Los inicios de un carterista

Una buena muestra de la minuciosidad, minimalismo y uso de la música como marco de sus encuadres visuales es el encuentro de Martin La Salle con Kassagi. Las mangas de las camisas y las trajes quedan siempre un poco por encima de la muñeca, de modo que las manos son perfectamente visibles en todo momento porque en realidad es lo único que necesitamos ver. Al mismo tiempo que Michel aprende a manejar sus manos, el espectador aprende a ver, a observar lo que escapa a simple vista.
Prácticas de un carterista

Pickpocket es una obra de narración clásica (es una adaptación más o menos libre de Crimen y castigo de Dostoyevski) , pero que exige al espectador construir su propia visión sobre la misma a través de la unión de las diferentes piezas que la conforman: hermetismo emocional, historia de castigo y redención cruzados por el azar, meticuloso uso del sonido directo, transición constante entre el espectador como observador y como parte integrante del destino del protagonista, unos planos medios fijos que diseccionan la acción, etc... y que por separado pueden dar una concepción equivocada de la obra de Bresson.
"Imagen. Reflejo y reflector, acumulador y conductor." (Notas sobre el cinematógrafo, Robert Bresson)

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